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CAMINO A CASA - crónica testimonial -

Hoy caminaba de regreso a mi casa y mientras esperaba la luz verde para cruzar la pista vi algo que me llamó la atención. Era una casita blanca en esquina con una enorme ventana a través de la cual se veían paredes blancas, unos sillones muy cómodos y una mesa de madera con tulipanes. Tenía una decoración e iluminación muy cálida. Sin embargo, no sólo fue la decoración lo que me llamó la atención, sino también el pacífico habitante de la casa. Cómodamente apoyado en la ventana me observaba un perro labrador color caramelo que me miraba -mirarlo- con sus enormes ojos y atentas orejas. Me quedé mirándolo un buen rato, me llamaba la atención porque no se veía a nadie más en la casa y su presencia era tan especial que parecía ser el único habitante y dueño de casa.

Me quedé pensando en el solitario habitante, en las ventanas con sus miles de mundos y en la diferencia entre encontrar una casa y sentirte en casa. La luz cambió a verde y crucé la pista.

Londres es una ciudad muy cara y por lo tanto la mayoría de gente que viene a estudiar como yo termina compartiendo flat (departamento) con dos, tres o más personas (flatmates) ¿Cómo encuentras un cuarto, flat y flatmates? Primero que nada llegas a Londres con dos maletas y sin la menor idea de cómo responder a esa pregunta. En mi caso, tuve la suerte de poder aterrizar en casa de dos amigos que me alojaron al comienzo y que me dieron más de una mano con los trámites de recién llegada. Hoy en día cuando voy a la casa de estos dos buenos amigos -que pronto serán tres- me entra una sensación casera y familiar, como volver a mi base o al origen de este gran viaje llamado Londres.

Ellos fueron los que me presentaron a la página web más conocida para encontrar flat: la querida y a veces odiada 'www.gumtree.com'. Entras a gumtree y tienes que definir de qué lado del río quieres estar, en qué vecindarios quisieras vivir, qué tipo de cuarto quieres habitar y por supuesto cuánto puedes pagar. Estos criterios te botan varios resultados y ahí recomiendo remangarse los brazos, hacerse un café y prepararse mentalmente para leer todo tipo de avisos. Escoges los que más te convencen y el siguiente paso es llamar para concertar citas y visitar posibles opciones.

La llamada telefónica nunca fue simple para mí. Quien te contesta puede tener cualquier tipo de acento en inglés y me pasaba con mucha frecuencia que necesitaba que me deletreen el nombre de la calle o del edificio. Papel y lapicero en mano esperaba el dictado, pero la mayoría de las veces el lapicero no se movía y el papel seguía igual de blanco que antes del dictado. Digamos que no soy la reina del Spelling ni mucho menos; confundo muchas letras entre sí y me aturdo fácilmente cuando me lanzan letras por el teléfono que mi mano no puede trasladar al papel. Al final terminaba con tres vocales, un par de consonantes y varios números que no tenían ningún sentido. Volvía a preguntar y como en el juego del ahorcado llenaba algunos espacios, pero siempre me ahorcaban al final porque nunca completaba el nombre de la calle. Con estas frases incompletas me iba al 'London A to Z' (libro-mapa indispensable) y ahí descifraba el nombre de la calle. Con los datos correctos y mi 'London A to Z' bajo el brazo emprendía camino a encontrarme con mis posibles flatmates y aquí me quiero detener porque estas citas son experiencias que merecen ser pensadas y puestas en 'papel-pantalla'.

A veces te basta con llegar a la calle del flat para sentir que ahí no vives aunque te paguen, otras veces te encanta la calle y te imaginas viviendo en ese lindo vecindario lleno de cafecitos hasta que te abre la puerta un lunático desordenado con el que no quisieras compartir ni el asiento del bus. Es una situación extraña porque todas las personas que conoces en estas entrevistas son desconocidos de todas partes del mundo con los que eventualmente vas a tomar desayuno, compartir el baño y en el mejor de los casos llevarte bien.

Ahora que lo pienso, estos encuentros se sienten como una mezcla de primera cita con entrevista de trabajo. Por un lado, tienes los nervios, ilusión y expectativas de una primera cita y -aceptemos- te mueres de ganas que sea bonita, natural, divertida, relajada, interesante...perfecta en otras palabras. Por otro lado, además de esta connotación de "ojalá hagamos click y todo sea maravilloso" tienes también la formalidad y la evaluación de una entrevista de trabajo. No conoces a esta gente, por lo tanto puede convertirse en algo formal, acartonado y con miles de preguntas que llenan el espacio de una casa que puede convertirse en tuya, pero que en ese momento se siente más una oficina. Hay que mostrarte profesional, serio, responsable, capaz de pagar las cuentas a tiempo y con un horario de vida que encaje en esa 'organización' o casa. Como si no fuera suficientemente difícil hacer click con tres personas en una primera cita, tienes además que encajar con el profile, visión y objetivo de la organización. Todo esto ocurre en los veinte minutos que dura la entrevista y luego al final te dicen "No nos llames, te llamaremos" y te botan porque tienen que ver a alguien más. Te vas caminando sin saber si recibirás esa llamada o no y si funcione en caso te llamen...como después de una primera cita o una entrevista de trabajo.

El año pasado me quedé sin casa por tercera vez en el tiempo que andaba viviendo en Londres y hasta ese entonces había encontrado flats y cuartos con lindas ventanas, pero no un flat y flatmates que me hagan sentir realmente en casa. Por cuarta vez tuve que acudir a gumtree y al 'London A to Z' para buscar opciones y concertar citas, pero estaba tan empecinada con encontrar lo que buscaba que visité -literalmente-más de 20 flats y conocí alrededor de 40 posibles flatmates.

A la cita número 15 más o menos encontré un flat para una sola persona -o estudio- que podía pagar. Fui a verlo una noche y me encantó el estudio, la zona y los acabados que tenía. Me emocioné tanto que hice un depósito para reservarlo. Al día siguiente fui a verlo de nuevo y casi me muero del susto. Me di cuenta que lo había reservado de pura loka. A la luz del día el estudio medía 2x2 y era literalmente tan enano que entraban o mis maletas o yo. Sí, lindos los acabados del estudio, pero esa falta de espacio iba a acabar conmigo en cuestión de días. Me pareció increíble no haberme dado cuenta de algo que con luz natural era tan, pero tan obvio. Pienso que la ilusión de poder vivir sola y de ahorrarme la experiencia de buscar flat y flatmates hizo que trastocara la realidad y que vea ese estudio más grande de lo que era. Con menos pounds (libras) en la billetera, pero más experiencia en el negocio volví a la realidad de buscar cuarto en un flat compartido. Decidí buscar en los vecindarios que realmente quería y responder avisos donde sólo tuviera que compartir el flat con una persona.

La experiencia te enseña y los sentidos se desarrollan porque no sólo encontré un flat bonito en una buena zona, sino sobre todo una flatmate con la que hice un click muy especial en "nuestra primera cita" y con quien nunca me sentí ni me siento en una oficina. Por el contrario, se siente nuestra casa y la relación que tengo con ella la vivo como una amistad cómplice y enriquecedora.

El camino a casa fue mucho más largo de lo que me imaginé, pero valió la pena el viaje porque en esta casita de paredes blancas hay mucho espacio para mi y para mi lokura.










Comentarios

  1. Yo encontré a mi actual flatmate y flat por medio de una amiga que aquí vivió. Nuestra 'primera cita' -que tan bien describes- fue por Skype ya que yo estaba en México. Hubo ese click desde el primer chiste que se nos atravesó en la conversación... no sé si el motivo sea química o si se trate de destino, en cualquier caso me encantó tu reflexión sobre a qué se debe esa diferencia de sentirse ejecutivo bajo la lupa del entrevistador a saberse labrador aposentado en tulipanes ¡Muchas gracias!

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  2. Mi primer flatmate fue un israelita pintor que no se bañaba...fue amor a primera vista ja ja ja

    Esta muy bueno el post

    Francois

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