HASTA LLEGAR

El 6 Marzo del 2005 llegué a Londres por primera vez. Vine para la entrevista de mi maestría que preferí hacerla en persona para conocer la ciudad en la que en caso me acepten me mudaría por dos años y medio mínimo. Era un Domingo y me acuerdo que al abrirse las puertas del aeropuerto de Gatwick me di cuenta que el viaje había empezado. 

Me vine por diez días, pero no me quedé en Londres sino en Lewes, un pueblito al sur de Inglaterra, con una amiga inglesa llamada Emma a la que conocí en Urubamba. Ella se quedó en mi casa cuando estuvo en Lima y me ofreció su casa en Lewes para cuando yo venga. En Febrero del 2005 le mandé mis fechas de la entrevista y las coordinaciones empezaron. Llegó Marzo y el momento de embarcarse. Por correo me mandó toda la información de cómo llegar del aeropuerto de Gatwick a Lewes. Era un tren directo y ella estaría en la estación de Lewes para recogerme. Me advirtió que lo mejor era tomar el tren de las 9:30am porque iba directo a Lewes y no paraba como los trenes que salían antes. El viaje era de una hora más o menos. Eran las 7 de la mañana así que me senté con mi cuaderno y un café a escribir, esperar y a entender lo que estaba pasando. Me quedé mirando a la gente. Me gusta ver los encuentros de gente en las estaciones y aeropuertos e imaginarme las posibles historias detrás de estos. 100 encuentros y dos cafés después me dí cuenta que era momento de emprender el viaje en tren hacia Lewes. Llamé a Emma y le dije que estaba a punto de subirme al tren. Te veo en una hora Emma. Agarré mi maleta y empecé el viaje. Llegué a la plataforma. Levanté la vista y vi que estaba en la plataforma correcta: Trains to Lewes. Esperé el tren de las 9:30am. Mientras esperaba caí en cuenta de algo especial. Mucha gente cargaba flores al costado de las plataformas. La mayoría hombres. Linda ciudad donde todos los Domingos las mujeres reciben flores pensé. Sabía que quizás habría otra explicación un poco más realista, pero más entretenida era la idea de flores todos los Domingos. En esa época yo no compraba flores ni sabía muy bien qué flores me gustaban, pero me encantaba ver a otra gente con flores. 9:28am. El tren llega, se abren las puertas y entro. Me sentía mareada entre las emociones de por fin estar ahí luego de planearlo por tanto tiempo, del jet lag y de los dos cafés seguidos. Encontré un asiento en el tren y me senté. Mi maleta me miraba y yo a ella. No hay marcha atrás así que acomódese mi estimada. El tren parte. Miro a mi alrededor y no hay mucha gente, pero noto a una señora mayor mirando por la ventana con una mirada muy tranquila y una sonrisa bonita. Me pongo a mirar también por la ventana. Finalmente tendré la entrevista y si todo sale bien me vendré a vivir a Londres. De pronto una voz en off me roba la tranquilidad y la vista por la ventana. La voz nos informa algo que parece importante, pero que no entiendo por el acento y la rapidez de la voz-máquina. Felizmente repite lo que dice y esta vez puedo entender. El mensaje es que en la siguiente estación el tren se va a separar en dos. ¿Perdón? Nadie me dijo que los trenes en esta ciudad se dividen en dos. La voz sigue con acento inglés. Los 'front coaches' se van para un lado y los 'rear coaches' se van al lado opuesto. No tengo idea qué significa rear. Me imagino que rear coaches es lo opuesto a front coaches. No tengo diccionario así que espero estar en lo correcto. Con eso resuelto en mi cabeza me siento más tranquila, pero luego caigo en cuenta que no tengo la menor idea en qué coach estoy yo. ¿Estoy al frente, al medio o atrás? ¿Cómo sabes si estás al frente o atrás?. ¿Alguien viene y te dice? Busco señales para ver si por algún lado sale esta información y no encuentro nada. No hay nadie más en el tren salvo la señora mayor mirando por la ventana. Le pregunto en mi inglés básico si sabe en qué lado del tren estamos y me mira con cara de no haber entendido una sola palabra. Le repito la pregunta y me dice que no sabe. Continúa mirando por la ventana. Me da la sensación que no me entendió, pero al menos no me miró con Ojos de Aguja. No tengo celular ni manera de comunicarme con Emma -o con cualquier persona fuera de este tren- así que depende de mí. De pronto aparecen más problemas. En la pantalla antes de subirme al tren decía que la última estación de este tren era Lewes, pero la voz en off vuelve a decir los dos destinos -tanto el de los front coaches como el de los rear coaches- y ninguno de ellos es Lewes. Problemas. En resumen. No sé en qué vagón estoy, a dónde va el tren ni cómo llegar a donde quiero ir. No sé a dónde estoy, pero prefiero quedarme. El tren para, se abren las puertas y se escucha un ruido fuerte. Veo a la otra parte del tren irse en dirección opuesta. Se cierran las puertas y el tren parte nuevamente. Pasan varias estaciones. Emma me dijo que demoraría una hora en llegar a Lewes, pero ya va mucho más de una hora. Espero no estar yendo en la dirección opuesta. De pronto pienso que quizás en el mail que me mandó hay algo que me pueda ayudar. Lo tengo impreso. Leo: 9:30am-tren directo-demora alrededor de una hora. De pronto veo una anotación mía al final de la página diciendo que Lewes era bien cerca a otra estación llamada 'Brighton' que al parecer era grande y conocida. No tenía idea dónde quedaba Brighton, pero al menos me daba más posibilidades. Dos estaciones donde te puedas bajar es mejor que una. Uno de los sitios que hoy 5 años después conozco mejor de Inglaterra es Brighton, pero en ese momento Brigton era una estación más. En una pantalla empiezan a aparecer las estaciones a donde mi tren iba. Leo varios nombres imposibles de pronunciar hasta que aparece el nombre Brighton. Alivio. No estoy yendo en la dirección opuesta. Estoy cerca. Descubro que estaba en un 'front coach' por el comentario de alguien a mi costado. Felizmente me quedé. Me vuelvo a sentar. Llegamos a Brighton y me bajo con mi maleta. Consigo cambiar monedas y llamar a mi amiga cruzando los dedos de estar en el lugar correcto. Me contesta con una voz de alivio enorme y me dice, "Sorry!, sorry!, sorry Valeria!". Le digo que soy yo la que está tarde y perdida. Me debo haber trepado en el tren incorrecto le digo. Ella me dice que no, que en realidad ella no me dio la información bien. Resulta que los Domingos andan arreglando los rieles y no hay trenes directos de Londres a Lewes. La mejor opción es ir hasta Brighton y de ahí conseguir otro tren a Lewes. La voz de alivio ahora es la mía. Le digo que estoy en Brighton y ella dice que me va a recoger de ahí. La espero sentada en la estación al costado de mi maleta. Miro nuevamente los encuentros y despedidas entre las personas. Los que llegan, los que se van y los que esperan. Muchísima gente se trepa y se baja de trenes con ramos de flores. Mujeres contentas con coloridos regalos. Mi Mamama hacía arreglos preciosos de flores y le hubiera encantado saber que acá todos los Domingos son días de flores. Emma llega. Nos subimos a su carro y le cuento todo el viaje. Al final de mi cuento le pregunto por las flores de Domingo. Le digo que en Lima nunca ves a tanta gente regalando flores, que ojalá sea así todos los Domingos. Se ríe y me dice que hoy es el día de la madre y que el caos en los trenes se debe también a eso. Las dos nos miramos y luego de una pausa estallamos en carcajadas y seguimos conversando hasta llegar. Llegué a Lewes sana y salva y esos 10 días en ese pueblo fueron una de las mejores experiencias que he tenido. El pueblo y el lugar donde me estaba quedando eran preciosos y la convivencia con Emma fue muy cómplice y bonita. El 14 de Marzo fui a Londres para la entrevista y a los dos días me dijeron que me habían aceptado. Me encantó Londres y supe que había escogido la ciudad correcta. Regresé a Lima a empacar, despedirme de mi familia y amigos y el 28 de Agosto aterricé en Londres con dos maletas y dos mil preguntas. Nunca volví a Lewes, sin embargo muchas veces me he sentido en ese tren haciendo ese viaje. En el colegio siempre me gustó hacer teatro y bailar. Al terminar el colegio no tenía claro qué quería estudiar/hacer/ser y terminé estudiando Administración y Marketing. Pronto descubrí que los cursos que más me gustaban eran los electivos y no los de la especialidad. En el verano luego de mi primer año estudiando Administración llevé un curso de actuación para teatro. El curso duró tres meses, pero a mi me bastaron dos semanas para decidir que quería formarme como actriz y que quería dejar la Administración. Decidí hacer un ciclo más y tomar la decisión en ese momento. A la mitad del ciclo estaba claro para mí y para mis tres amigas cómplices que eso no era lo mío. La Universidad Católica acababa de abrir su facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación y una de las especialidades era Artes Escénicas. Llevé un ciclo más para tener los créditos necesarios para poder trasladarme y con todo listo apliqué. Finalmente en 1998 empecé la especialidad de Artes Escénicas. No fue fácil llegar ahí, pero valió la pena. Esos años en la Universidad estudiando y trabajando en teatro y danza fueron maravillosos, apasionantes, 'abre-ajos', pero también jodidos y retadores. El proceso de entrenamiento para ser actriz me confrontó con temas personales que nunca había visto tan de cerca. Estos años también me hicieron caer en cuenta que lo que me apasionaba del teatro además de crear era pensar y analizar. Me encantaba el trabajo de mesa. Desmenuzar a los personajes y las relaciones entre ellos, analizar las escenas momento a momento y encontrar el porqué, el dónde y el cómo de las historias. Me interesaba tanto el proceso de construcción de personaje, como el proceso de los actores mismos al construirlos. Así fue como terminé llevando cursos de Psicoanálisis en la universidad, mezclando teatro y psicología en trabajos de investigación y empezando terapia. Para mi proyecto final de la universidad yo quería escribir y dirigir una obra, pero no quería hacer algo 'tradicional', sino algo más como una performance. Pensando qué escribir o qué usar para la obra me acordé de todas las cartas que le había escrito a Camila y pensé que quizás ahí habría material. Camila es un personaje que yo inventé para poder escribir-me-. En esa época toda mi familia compartía una computadora y pensé que la mejor manera de escribir en privado sería creando una cuenta de correo falsa y mandándome emails. Le puse de nombre Camila Garland, decidí que la contraseña sería ELLA y le empecé a llenar la bandeja de entrada con 'posts' como el que estás leyendo en este momento. Luego de pensar y pensar qué escribir o usar para mi proyecto me acordé de ELLA. Entré a la cuenta de Camila y me encontré con alrededor de 100 emails de Valeria. Los imprimí todos y manos a la obra. Junto a mis dos actrices convertimos esos 100 emails en 13 cartas y esas 13 cartas en una performance en una casa abandonada con cajas de cartón como escenografía. El público estaba sentado en la sala y eran parte de la performance. La idea de crear tu propia manera de hacer teatro, de dirigir y de crear colectivamente era nuevo y me pareció fascinante. Es hasta ahora una de las mejores experiencias personales y profesionales que he tenido. Quizás aquí es cuando debí darme cuenta que estaba en el tren correcto y debí seguir creando performances como ELLA, pero no estaba lista o no me atreví a quedarme. Seguí avanzando. El mismo año que presenté mi obra 'ELLA' y terminé la universidad me metí a Bolaroja (Escuela de Clown) y ahí conocí a mi clown. Me tomó tiempo encontrarla, pero al final de un proceso revelador e intenso me encontré con mi clown cara a cara. No para de hablar incoherencias, baila con movimientos grandes y me hace reír en los momentos precisos. Trabajé como doctora clown con adultos y niños bajo el nombre de Doctora Rulitos. Además de esta experiencia con niños yo desde muy chica había trabajado con niños en diferentes contextos. Animando fiestas infantiles, creando espectáculos para empresas o enseñando teatro a adolescentes. Me gustaba el trabajo con niños, pero no estaba segura del contexto en el que me sentía mejor y/o la edad con la que prefería trabajar. En el 2005 me doy cuenta que es momento de dejar Lima y viajar. Siempre supe que me iría a hacer una maestría fuera. En un principio iba a ser España y Arte-terapia, pero terminó siendo Londres y Psicoanálisis. O para ser más exacta terminó siendo: Psychoanalytic Observational Studies en la Tavistock Centre de Londres. En esta decisión jugó un papel importante el protagonismo del teatro en esta ciudad. La maestría que estudié según la información de hoy en su página web tiene cuatro objetivos: aprender a observar -enfocado en niños de 0 a 3 años-, desarrollar una perspectiva psicoanalítica 'on human development and interaction', ampliar el enfoque en tu actual trabajo a través de un marco de referencia psicoanalítica y decidir si aplicar o no a la formación como psicoterapeuta de niños. Dos años después de haberla terminado me doy cuenta que éstos objetivos eran efectivamente los míos y que los cumplí, pero en ese momento todo era muy confuso. Sabía que me gustaba e interesaba lo que estaba haciendo, pero como mi intención no era formarme como psicoterapeuta me preguntaba en qué tren estaba y por qué, en qué estación me iba a bajar y qué iba a ser exactamente una vez que llegue. Por momentos mantenía la calma, por momentos explotaba la confusión. Durante el último año de la maestría empecé a trabajar con toddlers -niños de aproximadamente 1 a 3 años- en diferentes contextos y es hasta ahora lo que he venido haciendo. En mi trabajo actual sabían que había trabajado como Clown Doctor en Lima y me dieron la oportunidad de armar talleres para trabajar como clown con los niños. Bautizamos los talleres como 'Clown Doctoring workshops' y el año pasado empecé. Mi idea fue crear un espacio seguro para jugar, pensar y contener las emociones a través de las herramientas del clown y de lo que había aprendido en mi maestría. Darle sentido a las cosas con la ayuda de una nariz roja o de un lenguaje lúdico. Sentar a la 'Valeria Clown' y a la 'Valeria Tavistock' en un mismo cuarto a que conversen. Al comienzo discutían todo el tiempo y se sentaban una muy alejada de la otra, pero ahora se llevan bien. Se han dado cuenta que tienen más cosas en común de lo que pensaban. Crear este espacio no sólo me ha permitido ayudar a los niños, sino que me ha dado el espacio para seguir analizando, pensando y entendiendo mi propio viaje. Terminé la maestría con 'Distinction', disfruté mucho escribiendo mi tesis y me pidieron publicarla antes de graduarme (publicación), pero yo necia me enfocaba en lo que no estaba haciendo o lo que no tenía. Es difícil sentarte en el tren tranquila confiando que todas las experiencias se van a sumar y que no te van a restar. Quieres saber a ciencia cierta que todo va a estar bien y que todas las decisiones que has tomado han sido las correctas, pero al mismo tiempo te da miedo meterte de lleno en el camino. Yo miraba mis años haciendo teatro, danza y clown desde la ventana -de lo que en ese momento pensaba- era otro tren. Me generaba angustia la sensación que ese tren se alejaba cada vez más y que lo había dejado ir. Hoy por fin me doy cuenta que no estaba en otro tren, sino que necesitaba más tiempo y muchas más experiencias en la maleta para el tipo de teatro que me interesa crear como performer, escritora y directora. Experiencias como las que están y estarán en este blog. Experiencias como la infinita cantidad de maravillosos espectáculos que he visto en esta ciudad. Esos que te abren los ojos, los sentidos y las ideas. Compañías de todo el mundo haciendo todo tipo de arte-escénico. Teatro, danza, danza-teatro, multimedia, cine-teatro, clown, circo, ópera, música y todas sus posibles combinaciones. Obras de 8 minutos, de 50 minutos, de 6 horas. Obras tradicionales, performances, instalaciones. Noches donde yo he sido la única espectadora o una de cientos. Obras hechas en teatros antiguos, al aire libre, en edificios enteros, en la calle, túneles, estaciones, industrias. En inglés, polaco, español, francés, italiano, holandés, en silencio. Entonces, es momento de que 'Pensando que pensaba...' se traduzca en 'Pensando y haciendo...' Hace algunos días presenté mi carta de renuncia al trabajo y mi último día será el 17 de Setiembre. Me interesa seguir trabajando con toddlers, pero 'not full-time', sino en 'my own-time'. He sido aceptada a un muy buen curso/entrenamiento de teatro en Londres que me va a permitir volver a entrenarme como performer al mismo tiempo que dirigir mis propias performances. La audición duró desde las 9:30am hasta las 5:30pm y fue totalmente práctica, pero al final nos pidieron como parte de la evaluación que escribiéramos una bitácora-análisis personal del día. Me sentí en el lugar correcto. Parte importante de la audición fue el momento donde cada uno de los aplicantes tuvimos que presentar una performance física en frente de todos. A pesar de haber tomado clases de danza y clown en Londres hacía tiempo que no preparaba algo así y lo mostraba en público. Tenía miedo a estar 'oxidada' o que el cuerpo de tanto pensar se haya olvidado de crear, pero felizmente cuerpo y mente son uno y disfruté el proceso. El cuerpo lo siento más fuerte y flexible que hace 5 años. Me sentía como en los momentos previos a salir a una improvisación de clown. Alerta, disponible y con ganas de jugar. A los pocos días me llegó la carta de aceptación para empezar el curso en Octubre y desde entonces ando como Loka arreglando todos los papeles para quedarme. Para quedarme en Londres y en mi tren. Hacer teatro. Hacer clown. Volver a bailar. Seguir escribiendo. Comprarme flores todas las semanas ahora que sé cuáles flores me gustan y que disfruto armar mis propios arreglos. No creas que me siento 'resuelta', libre de conflictos, nervios o trabas. No, no, no. Tampoco creas que tengo todo "bajo control". Justamente de eso se trata viajar. Me cuestiono muchas cosas y me generan miedo otras. No pienso que lo que se me viene será fácil ni que tengo todas las respuestas.

Pienso que estoy en el momento y lugar adecuado para lidiar con las incertidumbres del camino, confiar y seguir viajando en mi tren...Hasta llegar.